Cómo un hacker estafó a los bancos españoles para robar fácilmente 5 millones de euros

Las autoridades españolas sentenciaron a un ciudadano ruso a cuatro años y medio en prisión por su presunta participación en una red de fraude electrónico que infectó las redes de decenas de bancos en todo el mundo, obteniendo ganancias ilícitas por alrededor de 5 millones de euros. El acusado fue encontrado culpable de cargos como fraude bancario, falsificación de documentos oficiales y lavado de dinero.

Además del tiempo en prisión, las autoridades determinaron que el acusado pague una multa de alrededor de 6 millones de euros. La pareja del acusado, de origen ucraniano, también fue condenada a seis meses de prisión y a pagar una multa de 300 mil euros por un cargo de lavado de dinero.

Los dos acusados se declararon culpables de los cargos imputados, lo que sirvió de atenuante al momento de conocer su sentencia.

La investigación comenzó luego de que las autoridades de Bélgica detectaran indicios de actividad relacionada con una red cibercriminal dedicada a extraer dinero de cuentas bancarias vulnerables. El modo de operación de estos hackers se basaba en la intrusión a los sistemas bancarios mediante una variante de malware distribuido a través de correos electrónicos maliciosos. Este virus informático permitía a los hackers controlar de forma remota cuentas bancarias e incluso cajeros automáticos.

En los documentos de la corte se menciona que: “el software malicioso identificado como Cobalt, permitía a los atacantes tomar control de los sistemas afectados.” Algunos de los principales focos de actividad de este grupo incluyen países como Taiwán, Azerbayán, Bielorrusia, Rumania y España.

El hacker arrestado mantenía comunicación constante con al menos otros tres miembros de la organización que aún no identificados, además de designar a otro individuo para cobrar los fondos robados en los países donde atacaban. En algunos casos, un cómplice acudía a un cajero automático en específico en intervalos de una hora para retirar fondos de forma inadvertida.

Una porción considerable de los fondos robados era convertida en criptomonedas, que a su vez eran canjeados por tarjetas de prepago o tarjetas de regalo para diversos servicios. La pareja de acusados incluso habría adquirido cuatro automóviles, una moto de agua y decenas de miles de dólares en joyería y accesorios de lujo.

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