Cuando navegamos, cuando utilizamos cualquier equipo informático, estamos expuestos a sufrir infecciones en forma de malware. Son muchas las variedades que podemos encontrarnos. También son múltiples las formas en las que podemos ser víctimas de algún ataque. Es vital tener ciertas precauciones de cara a protegernos. Ahora bien, ¿el malware solamente puede afectar al buen funcionamiento, al sistema, o podría afectar de forma física? La realidad es que un equipo afectado podría ser dañado físicamente incluso hasta el punto de quemarse o sufrir algún fallo de hardware. Explicamos cómo podría ocurrir y qué hacer para evitarlo. Anteriormente ya vimos cómo una variedad de malware podría destrozar un teléfono Android.
Maneras en las que un malware puede dañar físicamente
Todas las variedades de malware alteran, de una u otra forma, un sistema. Puede provocar ralentización, una navegación más lenta, mal funcionamiento de algunas aplicaciones… Sin embargo la mayoría solamente afecta al aspecto de usabilidad, aspectos de software digamos. Muchos usuarios tienen dudas de si realmente pueden afectar al hardware, al propio dispositivo, y provocar que deje de funcionar.
Mineros de criptomonedas
La respuesta es que sí. Un equipo puede acabar completamente inutilizado debido a alguna amenaza. Un ejemplo son los mineros de criptomonedas. Este tipo de malware utiliza los recursos de un equipo para llevar a cabo su función. Puede poner al límite una tarjeta gráfica o CPU y, en última instancia, llegar a quedar completamente inutilizado. A quemarse el hardware, incluso.
El motivo es que el equipo está trabajando a un ritmo muy elevado durante mucho tiempo. Es algo así, por poner un ejemplo, como si a un coche lo llevamos a revoluciones muy altas durante mucho tiempo.
A través de un pendrive
Otros tipos de amenazas, como explican desde Kaspersky, pueden destrozar discos duros. A través de alterar el firmware y el funcionamiento del mismo, pueden llegar a producir un daño físico en estos productos. De esta manera los datos guardados, lógicamente, estarían en peligro.
Pero si hay un tipo de distribución de malware que seguro que a muchos se os ha pasado por la cabeza mientras leíais este artículo, es aquel que llega a través de un puerto USB. Un pendrive infectado por algún tipo de malware y modificado para ello podría afectar físicamente a un equipo.
Un dispositivo que esté modificado y sobrealimentado, podría llegar a dañar, a quemar incuso, nuestros puertos USB. Incluso podría afectar a la placa base y otros componentes.
Cómo protegernos de este tipo de problemas
Ahora bien, ¿cómo podemos prevenir este tipo de problemas? El más frecuente, como hemos mencionado, es el relacionado con los mineros de criptomonedas. Este tipo de malware puede llegar de muy diferentes fuentes: a través de páginas maliciosas, aplicaciones, e-mails… Lo mejor para evitarlo es descargar siempre los programas de sitios oficiales, sea cual sea la plataforma.
Además es muy importante contar con programas y herramientas de seguridad. De esta manera podremos hacer frente a posibles amenazas que pongan en riesgo el buen funcionamiento de nuestro equipo.
Respecto a ataques físicos mediante un pendrive, por ejemplo, son mucho más raros los casos. Aquí entra en juego especialmente el sentido común. Hay que prestar mucha atención a una memoria USB que nos encontremos, por ejemplo. En un artículo explicamos cómo analizar un pendrive.
Entusiasta de la seguridad cibernética. Especialista en seguridad de la información, actualmente trabajando como especialista en infraestructura de riesgos e investigador.
Experiencia en procesos de riesgo y control, soporte de auditoría de seguridad, diseño y soporte de COB (continuidad del negocio), gestión de grupos de trabajo y estándares de seguridad de la información.
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