Una consecuencia notable de la pandemia por COVID-19 es el inusitado incremento del fraude electrónico, para el que cada día aparecen más y mejores métodos en países como España, Estados Unidos y Sudamérica. Una de las herramientas más empleadas por estos grupos es WhatsApp, empleada para hacerse pasar por bancos, compañías de crédito, prestamistas y otras fachadas con el fin de obtener transferencias bancarias e incluso datos personales y financieros de las víctimas.
Desde hace un par de años la Fiscalía de Uruguay ha trabajado en la investigación de una notoria red de estafadores operando en WhatsApp, en lo que las autoridades definen como la mayor estafa en la historia del país. Todo inicia con una serie de publicaciones en Facebook en las que se ofrecen préstamos por importantes sumas de dinero y que los interesados podrían solicitar sin mayores complicaciones ni requisitos mínimos.
Los interesados deben ponerse en contacto con los estafadores a través de la página de Facebook. En cuanto los criminales ven la solicitud, se ponen en contacto con la víctima a través de la plataforma de mensajería argumentando que el préstamo podría ser aprobado de inmediato.
La supuesta aprobación del préstamo ocurre menos de 48 horas después, los criminales incluso envían detalles a la víctima sobre el pago del falso préstamo. La mayor señal de alarma se presenta aquí, pues los criminales solicitan que las víctimas realicen una transferencia de entre 150 y 700 dólares como “gastos administrativos”. Los estafadores ya han engañado a cerca de 500 personas, obteniendo unos 46 mil dólares en ganancias ilegales.
Según la fiscalía, esta organización cuenta con cuatro operadores principales y más de 100 miembros en total. Los miembros de la organización criminal, empleando números de identificación legítimos, reciben los envíos de dinero de las víctimas en las redes de cobranza, a cambio de un porcentaje de ganancia.
Hace unos días el fiscal de Delitos Económicos Ricardo Lackner anunció el arresto de ocho miembros de la organización, y pidió a la Justicia que se les condenara por delitos como crimen organizado y uso de dinero obtenido de forma ilegítima.
Trabajando como arquitecto de soluciones de ciberseguridad, Alisa se enfoca en la protección de datos y la seguridad de datos empresariales. Antes de unirse a nosotros, ocupó varios puestos de investigador de ciberseguridad dentro de una variedad de empresas de seguridad cibernética. También tiene experiencia en diferentes industrias como finanzas, salud médica y reconocimiento facial.
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