A inicios de junio Perú llevó a cabo su muy cerrada elección presidencial, en la que finalmente resultó ganador el izquierdista Pedro Castillo, del Partido Perú Libre, venciendo a la candidata Keiko Fujimori del Partido Fuerza Popular. No obstante, lejos de asumir la derrota, Fujimori comenzó una ambiciosa campaña a través de redes sociales con el fin de evitar que las autoridades electorales certifiquen la victoria de Castillo basándose principalmente en desinformación, encabezados de noticias engañosas y entrevistas con simpatizantes.
Al igual que en la campaña presidencial de Donald Trump y su grito de guerra “fake news”, las plataformas de redes sociales no parecen muy interesadas en luchar contra la desinformación, permitiendo la publicación de toda clase de información engañosa y haciendo el mínimo esfuerzo por identificar los datos falsos en los que la candidata se ha respaldado para presentar una narrativa de supuesto fraude electoral.
Paulo Rosas, director de la agencia de verificación de datos PeruCheck, menciona: “¿Por qué nadie detiene la campaña de Keiko como pasó con Trump?” Aunque Fujimori asegura que solo busca hacer más transparente el proceso electoral, son muchos los organismos que han reconocido la victoria de Castillo, incluyendo organizaciones locales y observadores internacionales.
Como se menciona al inicio, la campaña de Fujimori para desconocer la victoria de su opositor se basa en la desinformación. Por ejemplo, a finales de junio Fujimori pidió a sus más de 3 millones de seguidores en Facebook y Twitter enviar cualquier supuesta evidencia del presunto fraude: “Sabemos lo que hicieron para voltear la elección. Si tienes algún testimonio, llévala a un medio o envíala para que nosotros la hagamos pública”, menciona una de sus publicaciones en redes sociales. Cabe recordar que la hija del ex dictador Alberto Fujimori enfrenta una sentencia de 30 años de prisión por lavado de dinero si pierde las elecciones.
El siguiente movimiento de Fujimori fue acusar una supuesta postura parcial por parte del actual presidente de Perú, Francisco Sagasti: “El presidente ha abdicado de su responsabilidad de garantizar elecciones limpias en igualdad de condiciones. En nombre de una supuesta imparcialidad, ha decidido hacerse a un lado y dejar a los peruanos en la oscuridad e incertidumbre electoral”, publicó la candidata en su cuenta oficial.
Aunque se les acusa de mostrar poco interés en estos eventos, las compañías de redes sociales se escudan en casos anteriores para argumentar que sí se han tomado medidas para prevenir la desinformación en estas plataformas. Facebook incluso presume su participación en PeruCheck como parte de estas acciones.
Ante el aparente desinterés de los gigantes de las redes sociales, es la sociedad civil la que ha tomado la batuta para erradicar la desinformación durante las campañas electorales. Además de PeruCheck, organizaciones como Ama Llula han desarrollado sus propios mecanismos para identificar la información intencionalmente engañosa y desmentirla antes de que se tome como un hecho, empleando Twitter, Facebook e incluso WhatsApp para distribuir la información correcta de forma creativa y fácil de explicar. Aún así, las organizaciones reconocen que enfrentan serias limitantes, incluyendo a los medios tradicionales: “Somos como Don Quijote combatiendo a los molinos”, reconoce Patricio Ortega, director de la firma de verificación de datos El Filtro.
Por otra parte, el periodista Rider Bendezú del periódico La República, menciona que Fujimori ha desarrollado una narrativa poco elaborada pero efectiva en sus perfiles de redes sociales: “Ella sabe muy bien cómo seguir la línea entre la falsedad y la opinión.”
Bendezú, quien dirige Verificador, la unidad especializada en verificación de datos de La República, cree que tratar de regular el comportamiento de las plataformas digitales puede resultar problemático: “La verificación de hechos puede molestar a algunas personas. Lo hacemos porque sabemos que estamos cumpliendo con nuestras obligaciones con la verdad. Pero pedir a las empresas de redes sociales que reduzcan la visibilidad de las publicaciones de Fujimori sería mucho más controvertido.”
Este es un debate que comenzó hace ya algunos años pero en el cual muchos no parecen estar interesados, algo intrigante considerando que el escándalo de Cambridge Analytica demostró la efectividad de la intervención de los medios digitales para modificar la intención del voto. Mientras Fujimori sigue bombardeando las redes sociales con sus afirmaciones tendenciosas y datos malinterpretados, las organizaciones de verificación de información siguen tratando de combatir esta práctica cuestionable y esperan poder seguir operando aún después de que concluya el proceso electoral en Perú.
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