Veinte países con arsenales atómicos significativos o centrales nucleares no poseen regulaciones gubernamentales que requieran un mínimo de protección a esas instalaciones contra ciberataques, reveló un estudio de la Nuclear Threat Initiative.
Los hallazgos parten en la creciente preocupación de que un ataque cibernético podría ser la forma más sencilla y efectiva de tomar el control de una central nuclear y sabotearla o de desactivar las defensas que protegen los materiales nucleares contra el robo.
Entre los países se incluye a Argentina, China, Egipto, Israel, México y Corea del Norte, de acuerdo con el diario The New York Times.
El estudio, realizado por uno de los principales vigilantes de la no proliferación nuclear más importante de Estados Unidos, se basa en una revisión país por país de datos básicos a disposición del público, por lo que algunas naciones podrían argumentar que se trata de informaciones clasificadas. Pero la lista es condenatoria.
Nuclear Threat Initiative buscó, por ejemplo, si es requerida por la ley o por las regulaciones de las instalaciones nucleares cualquier tipo de protección cibernética, y si los ciberataques están incluidos dentro de las evaluaciones de posibles amenazas a la seguridad de dichos lugares.
Una de las preguntas era si existían ejercicios o ensayos obligatorios para evaluar la respuesta a un eventual ciberataque.
“Veinte países fallaron en todos los indicadores”, dijo Page Stoutland, uno de los autores del informe, citado por el Times.
Debido al secreto que rodea las instalaciones militares nucleares, no fue posible determinar los niveles de protección cibernética empleados para proteger las armas nucleares por las nueve naciones que se sabe que las poseen.
El informe también concluye que la iniciativa global del presidente estadounidense, Barack Obama, de limpiar materiales nucleares dispersos, lo cual será el tema de su tercera y última cumbre de seguridad nuclear, en marzo, se ha desacelerado sustancialmente.
“Hubo un gran progreso en los últimos seis años más o menos”, comentó Sam Nunn, un exsenador que encabezó los esfuerzos para desmantelar las armas nucleares en las exrepúblicas soviéticas tras la caída del Muro de Berlín, y que se convirtió en uno de los fundadores de Nuclear Threat Initiative.
“Pero se ha ralentizado. Es difícil mantener este tema en primer plano”, agregó.
Nunn, de 77 años, quien dejó el Senado en 1997, culpó a las crecientes tensiones con Rusia por esa ralentización.
“Cuando las cosas están tensas entre las dos grandes potencias nucleares, que tienen el 90 por ciento de los materiales y armas nucleares, es difícil para el resto de los países seguir el mandato de reducir sus propias reservas”, lamentó.
Entusiasta de la seguridad cibernética. Especialista en seguridad de la información, actualmente trabajando como especialista en infraestructura de riesgos e investigador.
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