Recientemente Google anunció sus planes para comprar Fitbit, compañía de tecnología portable (wearable), que cuenta con algunos productos destacables en este mercado, pero que enfrenta una crisis económica. Este no es un hecho aislado y no sólo tiene que ver con los planes de Google para hacer frente a productos como el Apple Watch, pues expertos en protección de datos destacan que los datos de salud recolectados por los millones de usuarios de Fitbit podrían valer más para Google que la propia marca de dispositivos tecnológicos.
Según sus propias cifras, Fitbit cuenta con alrededor de 28 millones de usuarios, de los cuales la compañía almacena registros de frecuencia cardiaca, medida del sueño, entre otras métricas de salud. Por obvias razones, hay personas que creen que Google podría abusar de todos estos registros, recolectados por Fitbit por casi diez años, para desplegar agresivas campañas de publicidad dirigida hacia los usuarios de estos dispositivos.
De forma casi inmediata estos rumores llegaron a la compañía, que se apresuró a publicar un comunicado asegurando que no se pretende hacer mal uso de estos detalles sensibles: “Seremos completamente transparentes sobre la información que estos dispositivos podrán recopilar; los datos de salud obtenidos por Fitbit no serán utilizados por Google con fines publicitarios, además los usuarios tendrán control total sobre su información”, menciona el anuncio de la compañía. Además, especialistas en protección de datos destacan que una de las principales políticas de seguridad de la información de Google es el hecho de no vender a ningún tercero la información recopilada por la compañía mediante sus diversos servicios.
No obstante, el infortunado historial de escándalos de privacidad en Google hace que muchos duden de las buenas intenciones de la compañía. Además, Google (o mejor dicho, Alphabet Inc.) también es propietaria de Verily, compañía especializada en ciencias de la salud, donde encajarían a la perfección los millones de registros acumulados por FitBit y, en menor medida, por la ya existente Google Fit.
A pesar de que, como ya se ha mencionado, Google no comparte información con terceros, la compañía cuenta, en la práctica, con total libertad sobre el uso de la información recolectada por todo el ecosistema de servicios de la compañía, por lo que su división de salud tendría al alcance una ‘mina de oro’ en forma de los datos de al menos 20 millones de usuarios activos de estos servicios, lo que aunado a las posibles filtraciones y brechas de datos, plantea un panorama complejo, que muchos expertos en protección de datos consideran sólo contribuye a hacer más compleja la labor de proteger la información de las personas.
Otro de los problemas que enfrentaría esta adquisición es el desarrollo de productos, pues la producción y diseño de sus dispositivos siempre fue un punto débil para Fitbit; el uso de componentes sólo parcialmente desarrollados, lo ambiguo del enfoque de esta tecnología (muchas veces no sabemos si estamos usando un reloj muy caro o un monitor de salud muy económico) son problemas que enfrentará la compañía.
Especialistas en protección de datos del Instituto Internacional de Seguridad Cibernética (IICS) considera que la compañía debe hacer mucho más que publicar un comunicado para aclarar cualquier duda que este nuevo proyecto genera en la comunidad de la ciberseguridad; si en verdad busca competir con Apple en el mercado de los ‘wearables’, el garantizar la seguridad de la información podría ser un paso fundamental.
Trabajando como arquitecto de soluciones de ciberseguridad, Alisa se enfoca en la protección de datos y la seguridad de datos empresariales. Antes de unirse a nosotros, ocupó varios puestos de investigador de ciberseguridad dentro de una variedad de empresas de seguridad cibernética. También tiene experiencia en diferentes industrias como finanzas, salud médica y reconocimiento facial.
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