Microsoft quiere solucionar su problema con Windows 10 atacándose a sí mismo

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Acaba de empezar un nuevo año, momento en el que hace ya alrededor de 18 meses que la versión original del último sistema operativo de Microsoft, Windows 10, vio la luz al fin, tras meses de esperas, rumores y muchas esperanzas, sobre todo por parte de la propia compañía.

Lo cierto es que los máximos responsables de la empresa de Redmond tenían puestas muchas esperanzas en esta nueva versión de su popular plataforma en todo el mundo, ya que con Windows 10 la compañía quería, mejor dicho, quiere, crear todo un «universo» de productos, tanto a nivel hardware como software, que formen parte del mismo. De este modo se pretende que, con el paso del tiempo, los usuarios dispongan de un único sistema en la mayoría de sus dispositivos electrónicos, todos ellos trabajando de manera conjunta, tanto a nivel profesional como más doméstico, evidentemente gracias a la «colaboración» de la Nube, entre otros elementos de la Red.

De hecho merece la pena hacer memoria y recordar que en un principio los de Redmond tenían previsto que su último sistema estuviese funcionando en, al menos, un total de mil millones de dispositivos en los primeros 2 o 3 años tras su lanzamiento en julio de 2015. Aquí es precisamente donde empiezan sus problemas, ya que antes de finalizar el pasado año 2016, diversos estudios apuntaban a que el actual Windows 10 estaba instalado en un total de 400 millones de equipos activos, todo ello a pesar de haber pasado casi un año y medio desde su presentación.

Windows 7 supera a Windows 10 en uso

En otros ámbitos, incluidos los relacionados con la tecnología, cuando suceden este tipo de cosas, en las que las empresas no cumplen los objetivos, ni de lejos, que tenían programados desde un principio, una de las principales razones a las que se achaca este «fracaso» es a la competencia. Pero claro, hay que tener en cuenta que, al menos por el momento y si hablamos del mundo de los sistemas operativos, lo cierto es que Microsoft no tiene competencia alguna que pueda hacerle sombra hoy día. Pero es que claro, el principal inconveniente de la falta de aceptación por parte de los usuarios para migrar a Windows 10, los de Redmond lo tienen en su propia casa con Windows 7, de ahí que no saben qué hacer ni qué medidas tomar para intentar atraer a los usuarios hacia su última propuesta.

Windows 10 vs Windows 7

Visto lo visto, parece ser que acaba de tomar una determinación que se puede considerar, al menos en un principio, como un tanto arriesgada, y esta es atacarse a si mismo. Esto se debe en gran medida a los últimos datos aparecidos a finales de este 2016, ya que estos reflejan que, aunque sea difícil de creer, al menos para la propia Microsoft, por el momento Windows 7 sigue creciendo, en cuanto a penetración de mercado, de manera más rápida que Windows 10. Para ser más exactos el pasado mes de diciembre Windows 10 creció en los últimos 30 días un 0,64%, mientras que la versión anterior del sistema lo hizo un 1,17%, dato más que preocupante para la firma. A todo esto hay que sumarle que mientras que la última versión cuenta con una penetración del 24,36%, la anterior alcanza el 48,34% de uso por parte de los usuarios.

Para Microsoft hay que migrar a Windows 10, sí o sí

Por todo ello Microsoft está viendo que el mayor enemigo que está poniendo freno a sus planes de formar su propio «universo Windows 10», es precisamente un software que lanzó allá por 2009 y que dejará de recibir soporte a finales de 2020. Y es que ni regalando la versión más reciente han logrado convencer a los usuarios a migrar, al menos todo lo que ellos desearían, así que ahora que hay que pagar por ello, la situación ha empeorado sustancialmente. Por estas razones, entre otras, ahora han pasado al ataque con el fin de cambiar la situación, eso sí, contra ellos mismos.

Esto es algo que se ha empezado a vislumbrar precisamente en uno de los portales oficiales de la firma, donde ya empiezan a definir a Windows 7 como un sistema basado en una arquitectura de seguridad ya obsoleta. De este modo se pretende «pinchar» a los usuarios de sus plataformas precisamente donde más les duele, es decir, en todo aquello que tenga algo que ver con la privacidad y la seguridad a la hora de utilizar el PC y navegar por Internet. Con estos argumentos la empresa pretende dar un pequeño empujón a todos aquellos que aún estén dubitativos para llevar a cabo la esperada migración a la versión más reciente del sistema. Sin embargo Windows 7 es una plataforma muy apreciada por sus clientes en todo el mundo y, desde sus inicios, Windows 10 ha ido generando demasiadas dudas, sobre todo algunas relacionadas con la privacidad y recopilación de datos de usuario por parte de los de Redmond.

Windows 10

Llegados a este punto, que casi podría considerarse como extremista por parte de Microsoft, la pregunta que nos podemos llegar a plantear es si esta nueva estrategia de auto-ataque puede tener la repercusión esperada. A pesar de que en buena parte no estén diciendo ninguna mentira, también es verdad que posiblemente van a necesitar acciones aún más radicales para, por medio de la estrategia del miedo, conseguir que los usuarios abandonen Windows 7 y pasen a Windows 10.

Fuente:https://www.adslzone.net/